6.12.10

Gestalt del Delirio

¿Cómo hablar de un libro que leí mal, pero que, aún bien leído, no me gusta? Laura Restrepo se propone vencer contra el epigrama que ha escogido para enmarcar su novela "Delirio."

La reacción inicial fue muy típicamente mía: ¡Sálvenos Dios (o nuestro eco) de novelistas que ensayan en público!

Restrepo comienza in medias res como toda novela moderna, pero nos presenta una narración embarullada, a varias voces, y ni se molesta en utilizar puntuación para indicar diálogo, oraciones nuevas y demás.

Claro que no. Se cree muy a la vanguardia, muy Susan Sontag y quiere que todos sepamos lo literata que es. Cita el consejo de Henry James de no poner de personaje principal a un loco, porque dada su ausencia de juicio carecería de personería moral.

Y como buena niña arisca, se mete precisamente a lo prohibido.

Colombia, y hoy en día el continente americano, es un baldío amoral, parece querer expresar Restrepo, como si no nos constara, cada vez que uno pasa por el aeropuerto de Ezeiza y se enfrenta al viejo edificio desvencijado y abandonado, como el país. No se derribo un edificio para construir uno nuevo, descuidado desde el primer día, sino que se dejó el viejo como testimonio de locuras pasadas.

Y es solo a partir del asco ante el aroma hediondo de la amoralidad continental, que uno comienza a caer en que esta mujer loca que presenta Restrepo es la única cuerda. Los locos somos nosotros por no enloquecer ante la sociedad trastocada, de narcotraficantes, tahures, el mecanismo de la dádiva y, en general, el desquicio de toda aspiración trascendente al mero vicio fácil, al consumo de envases vacíos.

¿Merece premio la ficción de lo obvio, la presentación amoral de la amoralidad social? ¿No es una basura más?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario